de mirarte a los ojos, mientras
trato, de mentirte
de mentirnos;
con la desfachatez
que sólo el amor puede conferir.
En un intento -a otros me refiero-
de dejarte de amar por un instante,
de olvidarnos en un parpadeo.
De borrar el sabor de la humedad,
cuando te dije que te amaba
en la cama más olvidada
del cuarto más olvidado
de los recónditos de Río Piedras.
Mis intentos -se resumen en la multiplicidad-
de ignorarte e ignorarnos
de dejar sentir el terremoto en mi pecho,
de nadar en el diluvio de tus ojos;
encontrarme en el reflejo de ellos
ver que sólo son intentos,
que no me llevan a nada concreto.
En cambio,
tu amor
es la sólida idea efímera,
el abstracto que me ancla.
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